Languedoc-Rosellón es una pintoresca región de la costa mediterránea con un ritmo de vida más tranquilo que la vecina Costa Azul. Pintorescos pueblos repletos de amigables lugareños reemplazan el brillo y el glamour de su vecino al este. Encontrarás muchos pueblos históricos con pintorescos edificios y castillos, además de la cosmopolita ciudad de Montpellier. Disfruta del relajado encanto local, mientras bebes una copa de vino local en los encantadores alrededores de esta región.
La zona tiene un clima mediterráneo con veranos cálidos e inviernos templados. Los lugareños hablan francés, aunque algunos también entienden catalán y occitano.
La ciudad más grande de la región, Montpellier, se encuentra cerca de la costa sur y atrae a los visitantes por su combinación de arquitectura antigua y moderna infraestructura. Usa la red de tranvías de la ciudad para llegar hasta un lago y otras pintorescas atracciones en las orillas. Hazte de nuevos amigos en la espaciosa Place de la Comédie, la cual conduce a pequeños callejones llenos de tiendas y cafés.
En las afueras de la ciudad, recorre la minúscula aldea de Saint-Guilhem-le-Désert, ubicada en el valle y rodeada de montañas. Haz una excursión al Pont du Gard, donde un acueducto romano cruza el río Gardon.
Renta un auto y maneja en dirección oeste hasta los pueblos medievales de Béziers y Carcassone. Haz una parada en el camino en el Lago del Salagou y nada en sus cálidas aguas. Toma fotos de las magníficas colinas rojas y naranjas.
Continúa en dirección suroeste por la costa hasta llegar al fantástico Château de Quéribus, un castillo en ruinas que se eleva en la cima de una montaña. A aproximadamente 11 kilómetros (7 mi) hacia el interior, encontrarás Peyrepertuse, otra fortaleza en la cima de una montaña.
Recorre los viñedos donde se produce el famoso vino de la región. Reserva una excursión de un día con las empresas en línea en Carcassona o Pezenas. Asegúrate de probar el famoso pastis originario del departamento, una bebida alcohólica similar al regaliz.
La región abarca una amplia superficie del sudoeste de Francia, a orillas del mar Mediterráneo y entre las fronteras con España y Andorra. Vuela a los aeropuertos de Nimes o Montpellier y maneja hasta los pueblos y las aldeas.
Languedoc-Rosellón es uno de los secretos mejor guardados de Francia y una alternativa más tranquila que la Riviera Francesa.
