Mucho más que un restaurante, esta parada icónica de la “ruta del fado” se encuentra en una capilla única, uno de los tesoros mejor guardados de Alfama. Originalmente parte del Palacio D. Rosa, esta antigua capilla está bellamente adornada con paneles de azulejos del siglo XVIII con el escudo de armas real, pintado por el artista oficial del rey José. La historia dice que el rey José hizo reconstruir esta capilla después del terremoto de 1755 para encontrarse en secreto con su amante española, D. Rosa. Hoy en día, el ambiente seductor y romántico se ve realzado por los sonidos conmovedores del Fado, interpretados todas las noches por reconocidos cantantes y fadistas de nueva generación.
Una rica historia
• 1755: El palacio es destruido por el terremoto del 1 de noviembre.
• Siglo XVIII: El rey José de Portugal ordena la reconstrucción del Palacio D. Rosa, añadiendo paneles de teja con el Escudo Real de Armas.
• Siglo XIX: La capilla está desacralizada y convertida en una obra de carbón. A finales del siglo XIX, se transforma en una pequeña taberna que alberga famosas noches de fado, una tradición que continúa hasta 1994.
• 1934 a 1994: El recinto opera como una taberna con licencia para vender vino, albergando noches de Fado amateur hasta mediados de los ochenta.
• 1994 a 2005: Se convierte en un restaurante llamado Mesa de Frades, ocasionalmente con noches de fado.
• 2005: El músico Pedro de Castro renueva el recinto, transformándolo en restaurante y casa de fado.
• 2017: Después de nuevas renovaciones, Mesa de Frades reabre con un maratón de Fado de 24 horas.
Un ambiente inolvidable
En este entorno histórico e íntimo, cada noche en Mesa de Frades se llena de la encantadora música del Fado. El ambiente informal invita a los huéspedes a relajarse y disfrutar de un menú de cena rebosante de sabrosos platos tradicionales portugueses. Con una buena copa de vino en la mano, los visitantes pueden saborear lo mejor de la gastronomía portuguesa mientras se sumerge en el rico patrimonio cultural del Fado.