Admire las banderas y las embajadas a su alrededor mientras camina por esta calle, que sirve como punto de acceso principal a la Plaza de San Pedro y, por extensión, a la misma Ciudad del Vaticano.

Llegaremos a la plaza de San Pedro, que destaca por un gigantesco obelisco egipcio y está rodeada de columnas y estatuas de santos. Escuche la historia de la plaza y del legendario artista Bernini, que la diseñó. Hecho curioso: el Papa se dirige a la multitud desde la ventana de su apartamento, con vistas a la Plaza de San Pedro, durante la audiencia papal que se celebra cada miércoles y domingo por la mañana.

De camino al museo, podrá ver y oír cómo es la vida diaria de los residentes de la ciudad más pequeña del mundo (por ejemplo, cómo reciben el correo). Haga una foto de la Guardia Suiza (los guardaespaldas pontificios) en sus inconfundibles uniformes renacentistas. Nuestra sugerencia: envíese una postal a usted mismo tras la visita. La oficina de correos vende una gran variedad de recuerdos, incluyendo sellos con la cara del Papa Francisco. A continuación, diríjase sin prisas a la entrada del museo, donde se le llevará a un área especial reservada para los grupos con acceso sin colas.

Prepárese para escuchar las historias mientras su guía le acompaña a través de una asombrosa colección de estatuas romanas y griegas, la galería de los tapices y una galería de mapas que representan la Italia de finales del siglo XVI.

Podrá admirar las famosas obras de Miguel Ángel, incluidas la Creación de Adán y El juicio final. Este espectacular fresco evoca imágenes realistas en la mente, retratando vívidamente historias de la humanidad en los tiempos bíblicos. Tenga en cuenta que el museo pide que los visitantes mantengan el silencio y un código de vestimenta (rodillas y hombros cubiertos).

Le llevarán a la Basílica de San Pedro, donde podrá entrar directamente desde el museo y evitar la larga cola en la plaza con una entrada especial. ¿Tiene alguna pregunta? Pregunte a su guía antes de despedirse.