
By Josué Corro
August 2024
En México, el fútbol es mucho más que un deporte: es una pasión que une a las familias y que mueve a millones, nos explica Edson Álvarez, capitán de la Selección Mexicana
“Mis primeros recuerdos familiares giran en torno al fútbol”, dice Edson Álvarez. “Teníamos una rutina cada fin de semana: desayunábamos todos juntos y luego, sin importar si era sábado o domingo, íbamos al partido de mi papá”.
“El Machín”, “El Capitán”: Álvarez es una de las grandes estrellas de la Selección Mexicana y uno de los pilares del West Ham United de Londres. Para él, la familia siempre es lo primero. Su padre, Evaristo, también fue jugador profesional, y Álvarez insiste en que el crédito por su ascenso meteórico es gracias a él y a su madre, Adriana.
“Mi papá es mi mentor; es el mejor, junto con mi mamá. Cuando jugué para el Pachuca, se levantaba a las 4:30 a.m. y me llevaba a entrenar. Más tarde, cuando jugué para América, me enseñó a llegar a los entrenamientos en transporte público y nunca se perdió uno de mis partidos”.

Álvarez creció amando el fútbol

El Estadio Azteca es uno de los principales atractivos de la Ciudad de México
Hoy, el jugador de 26 años vive en Londres con su prometida Sofía y sus dos hijas; la última parada, hasta el momento, dentro de una carrera que le ha brindado diversas oportunidades para viajar por el mundo. Nacido en Tlalnepantla, dejó su hogar a los nueve años para perseguir su sueño de jugar profesionalmente: desde el Club América, pasando en el mítico A.F.C. Ajax de Ámsterdam y ahora, en el West Ham United de la Premier League de Inglaterra.
Y claro, la Selección Mexicana.
“Estoy profundamente agradecido con el fútbol por la oportunidad de viajar por el mundo”, nos comenta. “Cuando tuve la oportunidad de visitar Tokio y experimentar esa cultura… me voló la cabeza. Y amé Roma: conocer el Vaticano fue una experiencia conmovedora que recordó a mi infancia cuando iba a la iglesia con mis padres. Es un lugar sagrado e impresionante”.

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De visita en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano

Edson y Sofía, su prometida, en el Coliseo de Roma
“Estados Unidos también tiene su encanto, me gustan San Diego y Las Vegas, ambos son lugares increíbles”, dice, agregando que le encanta la cultura previa a los partidos, como las reuniones que organizan los fanáticos fuera de los estadios. “Pero si tuviera que elegir una ciudad para vivir, sería Ámsterdam. Amo el orden, la tranquilidad y las ciclovías”.
Sin embargo, no hay duda de dónde estará siempre su corazón. “México es un destino mágico que lo tiene todo. Muchos de mis compañeros me han preguntado sobre mi país, y eso me llena de orgullo. Amo México y viajo frecuentemente a mis lugares favoritos como Los Cabos y Punta Mita”.
Y, por supuesto, para los fanáticos del fútbol existe un lugar imperdible en la CDMX: el Estadio Azteca, la casa oficial de la Selección Mexicana y del Club América. “Jugar mi primer partido en el Estadio Azteca es indescriptible”, recuerda. “No sentí miedo en ningún momento. Al contrario: había llegado mi momento y aunque era muy joven, iba a mostrar mi talento y demostrar que estaba listo para los grandes retos”.

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Hoy en día, las vacaciones son más preciadas que nunca. “El tiempo de un futbolista es muy limitado, así que trato de desconectar, de estar con mis amigos, mis hijas, mi pareja y mis padres”. Pero no importa dónde esté en el mundo, hay algo que nunca cambia: “Hablar de fútbol con mi papá. Él comparte su opinión sobre lo que vio en el partido, lo que hice bien y lo que pude haber hecho mejor”.
“Al final, el apoyo y amor que mis padres y mi familia me han dado es lo más importante para mí. Siento que es imposible que nos separemos”, agrega. “Porque el fútbol siempre nos unirá”.
En México, los niños nacen con el equipo de fútbol favorito de su familia grabado en el corazón. Llevan esos colores para siempre y esta pasión se nota durante los partidos, cuando las gradas son invadidas por un mar de rostros pintados.
Viajar a los partidos de tu equipo como visitante es un ritual sagrado para los fanáticos acérrimos. Algunos partidos, particularmente en la Ciudad de México, reúnen a familias enteras, creando un ambiente vibrante con cánticos y porras.
Fuera de cada estadio, los vendedores ambulantes ofrecen desde camisetas hasta accesorios para mascotas, y por supuesto, también puedes encontrar tacos, hot dogs, pizza e incluso cocteles caseros. Dentro, abundan los vendedores de comida, ofreciendo “¡Chelas, cheeelas bien frías!” o micheladas, ambas tan esenciales para una experiencia futbolística mexicana como gritar “¡Goool!”.
El Estadio Azteca, hogar de la Selección Mexicana, es el sexto estadio de fútbol más grande del mundo y ofrece una atmósfera inigualable. Pero la pasión por el Tri no se limita a nuestras fronteras. Gracias a los partidos amistosos y torneos de la CONCACAF en Estados Unidos, la Selección siempre cuenta con el apoyo de miles de aficionados que hacen sentir cada encuentro como un verdadero partido en casa.

Josué Corro es Editor general de Dónde Ir, la guía de estilo de vida más grande de México y host de Filmsteria!, uno de los podcasts de cine más escuchados de América Latina. Ha escrito para Esquire, GQ, Travel & Leisure y Elle.
