Vacaciones románticas en Westmoreland

Hemos hallado lo esperado: buen clima, playa bonita, música. La gente del hotel como en todas partes: unos agradables, otros secos. La gente local lo sabido: ninguna preocupación por quién eres, toda la preocupación por vender lo que fuese y sacar propina además, llega a ser realmente molesto que te persigan durante media playa o por las calles. Después, todo muy caro, a precios americano-canadienses, a veces rozando o cayendo de lleno en lo "atraco-a-mano-armada". Lo mejor, un taxista con el que nos movimos por la zona y de excursión: simpático, amable, profesional. Cumplió con lo pactado sin pedir nada más. Se llevó las mejores propinas y nuestro agradecimiento. En resumen: hotel bonito, recomendable. Gente local demasiado interesada en el bolsillo del turista y poco o nada más allá de la rentabilidad.

El hotel es muy lindo y lo están renovando así que las habitaciones quedarán aún mejor. Jardines espectaculares, la playa es inmejorable y los bares de la playa son muy cool. Hay algunos empleados que son muy amables pero hay otros que son increíblemente groseros, lo regañan a uno por preguntar o por cosas sin sentido, es como si no estuvieran a gusto con su trabajo. Ejemplo de esto fue una camarera del restaurante Feathers que nos regañó por decirle por segunda vez que queríamos ordenar la comida, después de 15 minutos de habérselo pedido la primera vez. Y así nos pasó con algunos, pero aclaró que hubo otros como Zannika, que son un amor! Las habitaciones son muy buenas, por lo menos la nuestra que era una Atrium Suite estaba espectacular. Muy cerca de la playa, rodeada de unos jardines hermosos. La única queja que tengo es sobre el colchón y las almohadas. El colchón es extremadamente blando, entonces uno queda muy doblado y las almohadas son muy altas, con lo cual es peor. Pedimos un cambio de almohada que nunca llegó, pero tampoco insistimos. Bueno y la comida aunque está bien, me parece que podría mejorar un poco, sobre todo en la oferta de platos diferentes. Aparte de eso no tengo sino cosas buenas para decir, las actividades del catamarán y el snorkel son fantásticas y el buceo también. Volvería feliz!

Hemos hallado lo esperado: buen clima, playa bonita, música. La gente del hotel como en todas partes: unos agradables, otros secos. La gente local lo sabido: ninguna preocupación por quién eres, toda la preocupación por vender lo que fuese y sacar propina además, llega a ser realmente molesto que te persigan durante media playa o por las calles. Después, todo muy caro, a precios americano-canadienses, a veces rozando o cayendo de lleno en lo "atraco-a-mano-armada". Lo mejor, un taxista con el que nos movimos por la zona y de excursión: simpático, amable, profesional. Cumplió con lo pactado sin pedir nada más. Se llevó las mejores propinas y nuestro agradecimiento. En resumen: hotel bonito, recomendable. Gente local demasiado interesada en el bolsillo del turista y poco o nada más allá de la rentabilidad.

Hemos hallado lo esperado: buen clima, playa bonita, música. La gente del hotel como en todas partes: unos agradables, otros secos. La gente local lo sabido: ninguna preocupación por quién eres, toda la preocupación por vender lo que fuese y sacar propina además, llega a ser realmente molesto que te persigan durante media playa o por las calles. Después, todo muy caro, a precios americano-canadienses, a veces rozando o cayendo de lleno en lo "atraco-a-mano-armada". Lo mejor, un taxista con el que nos movimos por la zona y de excursión: simpático, amable, profesional. Cumplió con lo pactado sin pedir nada más. Se llevó las mejores propinas y nuestro agradecimiento. En resumen: hotel bonito, recomendable. Gente local demasiado interesada en el bolsillo del turista y poco o nada más allá de la rentabilidad.